Reflexiones por el mes del trabajo

Por Carlos Viale

En el mes del trabajador o del trabajo, y experimentando que no hay mejor manera para lograr resultados “afuera” que trabajar “adentro” (el preguntarse, vaciarse y mirarse, antes de analizar, decidir y actuar), me atrevo a compartir con ustedes una mirada, mi inquietud y algo para explorar.

Hay un consenso general tanto en que estamos en una situación que amerita que cambiemos nuestros actos, como también en el tipo de mundo que queremos lograr. Y como dijo el pensador alemán Otto Scharmer (de la teoría “U”), la cuestión se pone polémica porque: “no está claro el viaje”… para ir de un punto al otro.

Lejos de paralizarnos, nos animamos a que no hay recetas: sí el desafío de debatir, de definir y de apoyar lo que resolvamos, lo que entiendo es vivir en comunidad, porque aislados unos de otros, no podemos satisfacer nuestras necesidades.

El trabajo, o la labor, es el lugar del “adulto”; como fue el juego para “el niño”.

Desde el movimiento Economía del Bien Común, creemos que el trabajo es la posibilidad que tenemos las personas para desarrollar nuestros talentos y habilidades. También consideramos que el trabajo tiene que promover la salud (¡al menos no enfermarnos!), que la diversidad es una oportunidad y, por último, que el ser humano no se lo debe considerar como un recurso, un medio.

Específicamente me pregunto por el momento en el que estamos como humanidad: Hoy conviven, por un lado, el flagelo de la falta de trabajo, el trabajo precario, el trabajo esclavo, el infantil, el trabajo no remunerado (principalmente explicado por el cuidado de personas) y, por el otro, personas que se “queman” en el trabajo, generándose problemas de salud, con la sensación que se les “va la vida trabajando”, trabajan sin motivación o sentido, los “adictos al trabajo”, etc.

No puedo dejar de pensar en que no nos estamos organizando bien y que el puente que nos falta es el de la confianza.

Una hipótesis interesante es la de una “vida contemplativa”* de Byung-Chul Han ( filósofo Sur Coreano).

No es una herramienta, ni una solución, menos la forma de pensar que debiera regir y definitivamente no “una solución”. Sino una posibilidad contundente de abrirnos a más, ¿a despertar?

*Les dejo un el link para explorar

 

 

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